Sanidad Canaria

08/03/2020


Hoy, este material forma parte de cacerolas, moldes para hornear, utensilios y todo tipo de cacharros para la cocina. No solo está presente en el hogar, también en actividades industriales donde lo utilizan para fabricar diferentes tipos de productos. Incluso, en medicina se emplea en la fabricación de prótesis para vasos sanguíneos, revestimientos de hilos y mallas quirúrgicas. También sirve para la producción de alfombras, telas diversas, pinturas, farmacéuticos y biotecnología, entre otros.


Toxicidad

El problema de los elementos revestidos no es el teflón en sí mismo, sino un solvente utilizado para fijar el antiadherente llamado ácido perfluoroctánico (PFOA) y, junto a ello, la forma de su utilización. A principios del año 2005 la Agencia de Protección del Ambiente de Estados Unidos (EPA) se basó en estudios científicos que concluyeron que el ácido perflourooctano resulta altamente tóxico y peligroso para la salud. Estas investigaciones corroboraron estudios previos realizados en el 2002, en los que se encontraron contaminantes en el agua y en utensilios de cocina.

Para comprender sobre sus cuidados, debemos saber que los utensilios hechos de este material no deben superar nunca los 260 °C y en ningún caso alcanzar o sobrepasar los 342 °C, punto de fusión donde comienza a liberar gases altamente nocivos para la salud.

Por qué nos hace mal

Uno de los inconvenientes es que el teflón se deteriora fácilmente y libera el PFOA, que se pone en contacto con los alimentos. Tras la alerta, en Estados Unidos prohibieron el uso de ácido perfluoroctánico en 2015 y en la Unión Europea, lo hicieron en 2017.

El PFOA actúa como un disruptor endócrino, imitando el efecto de las hormonas, por lo que se le asocia con diferentes tipos de cáncer, patologías tiroideas y esterilidad tanto en animales como en seres humanos. Está claramente relacionado con cáncer de testículo, ovario, riñón y próstata, entre otros problemas.

El Congreso de Medicina de Familia de 2008 en Estados Unidos evidenció que los tóxicos ambientales asociados al teflón son los que están más presentes en la sangre de los norteamericanos.

Si bien, hoy pueden adquirirse sartenes con antiadherentes, estos se deben encontrar libres de PFOA, para lo cual se elaboraron logotipos que informan sobre su ausencia.

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