Viajar es siempre un placer, pero para aquellos para los que la comida puede suponer un riesgo, no es tan fácil. Es posible hacerlo si seguimos estas pautas y consejos
Viajar es siempre una aventura, y aún más intrépida para aquellas personas que sufren alergias alimentarias, intolerancias o enfermedades relacionadas con la alimentación como la celiaquía. Salir de su zona (y su cocina) de confort, comer fuera de casa, no conocer los productos que habitualmente consumen, hacer frente a legislaciones nuevas, a personas que no entienden, o no son conscientes de la importancia de evitar los alérgenos, las limitaciones del idioma.... sus maletas se llenan de pesos que pueden suponer una frontera invisible.
No queremos que nadie se quede sin sus vacaciones, y tampoco que estas sean unapreocupación añadida, por eso hemos reunido los consejos y advertencias de expertos, para poder disfrutar de cualquier destino con tranquilidad y seguridad.
Donde quieras y cómo quieras, que nada te deje en casa. Eso sí, si estás indeciso y varios destinos te dan vueltas por la cabeza ten en cuenta las características de cada país y su gastronomía. Viajar solo por Líbano (con una enorme tradición por los frutos secos) te va a resultar más complicado que hacerlo por Italia (que además cuenta con una ley europea al respecto sobre alérgenos).
"Me dieron un menú con pescado. El vapor que inhalé me provocó reacción y tuve que avisar a las azafatas"
“Cuando sales de Europa, a no ser que te vayas a Estados Unidos o a Argentina, la celiaquía es un auténtico desconocido. Yo viajo mucho por trabajo a Asia, Sudáfrica e Israel, y allí cuando hablas de gluten te miran un poco raro”, nos cuenta Santi Alberich, el co-autor del blog Gluten Free Adventures, en el que él, celiaco y alérgico al pescado y a alguna fruta, y su chica, alérgica al gluten, cuentan las experiencias de sus viajes y recomiendan establecimientos para ir (y para no). Y advierte que “en sitios como India o China, que a priori puedes pensar que no hay tanto problema porque son gastronomías basadas en el arroz, el tema de la salsa de soja es un problema, porque suele llevar trigo y la contaminación es muy fácil”. A pesar de todo, aclara, estas limitaciones nunca han sido una barrera frente a su inquietud de conocer cualquier rincón del mundo.
En cualquier caso, si es la opción que eliges, pero una vez allí no lo tienes claro, puedes aliarte con un camarero que te traiga las cosas directamente de la cocina.
¡A volar! La línea aérea que elijas es otro factor a tener en cuenta. No siempre cuidan igual de bien el tema y, aunque prácticamente todas tienen la opción de menús libres de alérgenos, las experiencias al respecto de los viajeros nos recuerdan que es mejor ir preparado, ya que a veces, aunque hayan avisado durante la reserva del vuelo de sus requerimientos, o incluso en el embarque, la comida no sube a bordo, o sube mal (contaminada, o con unos alérgenos que no son los que corresponden). Por tanto es recomendable subir algo de comida propia a bordo, especialmente en los vuelos largos.
Además, se aconseja que los alérgicos a los frutos secos, sobre todo a los de contacto, que tengan especial cuidado, ya que las líneas aéreas suelen repartirlos como aperitivos y puede quedar algún resto en la mesilla o en el asiento que desencadena una reacción. Es recomendable llevar toallitas desechables y limpiar por encima el asiento y la mesa en caso de duda.
La planificación es la mejor compañera de viaje para alérgicos, intolerantes o celiacos, así que incluye este equipaje en tu maleta:
Medicamentos. Antihistamínicos, inhaladores, inyectables de adrenalina... en el bolso de mano. Habla con tu médico de cabecera (o alergólogolo), cuéntale tu viaje y pídele un informe médico actualizado. Recuerda que siempre debes viajar con las recetas a mano, especialmente en el avión, donde te pueden poner problemas con las jeringuillas.
Es mejor viajar con medicación propia que comprarla en destino, pero nunca está de más que conozcas los nombres genéricos de los medicamentos y su traducción al idioma del país que viajas por si lo necesitaras.
Conserva siempre el embalaje y los etiquetados de los medicamentos.
“A mí me pasó que en un vuelo a Tailandia, que había avisado que era celiaco y alérgico al pescado, pero me dieron un menú con pescado. Al abrir el envase, el vapor que inhalé me provocó reacción y tuve que avisar a las azafatas”, recuerda Santi. “Que te pasen cosas así en pleno vuelo no es agradable, por eso es importante ir preparado”, señala el viajero.
“Nosotros cuando planificamos el viaje, o el día a día del viaje, vemos en el mapa donde está cada sitio y localizamos los restaurantes alrededor en los que tenemos que comer”, cuenta Santi Alberich. “Si, por ejemplo, voy a ir a ver la Sagrada Familia en Barcelona, y cerca no hay ningún restaurante para comer, lo que hago es visitarla por la tarde o temprano, por la mañana”, aclara.
Aún con comida de casa, con restaurantes seleccionados, alojamientos con cocina propia.., lo más normal es que llegue el momento de entrar en un restaurante y enfrentarnos a cuestionar la confianza del sitio. Antes de sentarte a la mesa explica al camarero tus limitaciones y pregúntale si está preparado para atenderte. “Yo prefiero que me digan, aquí no podemos atender, no tenemos la cocina preparada, o no conocemos bien el tema, a que me digan que sí y luego no sea así, porque el que se va a encontrar mal soy yo”, explica el bloguero, que aconseja a los viajeros que no tengan miedo de levantarse de una mesa si el lugar no les da confianza. “Yo me he llegado a ir de cuatro restaurantes seguidos en Sudáfrica”, recuerda. “Normalmente lo primero que hago es enseñar la tarjeta explicativa de la alergia en el móvil, a veces incluso el camarero se la lleva al cocinero para que la lea. Luego le pregunto qué puedo comer de la carta y me mantengo atento cuando me traen la comida”, comenta Alberich.
Te recordamos que desde el 13/12/2014 los establecimientos de restauración colectiva de la Unión Europea deben ofrecerte información alimentaria sobre sus productos. Especialmente deben informarte sobre los alérgenos de declaración obligatoria relacionados en el Anexo del Reglamento sobre Información Alimentaria al Consumidor UE1169/2011.